lunes, 10 de agosto de 2020

TOLETE CANARIO

El haber vuelto a la práctica de la lucha del garrote, de la mano de Isaac Rodríguez, me ha llevado al aprendizaje del tolete con Jorge Domínguez, su rescatador, y quien fue mi maestro de lucha del garrote durante años, allá por los ochenta-noventa. Como suele pasar en las experiencias que tienen un alto componente emocional, las relaciones humanas son un aspecto importante en el estudio de una actividad tan ligada a tus ancestros: recuperas antiguas amistades, como Carlos Barrera..., profundizas con las que has seguido en contacto (José Alberto...), disfrutas de nuevos nombres: Samuel, Aníbal, Roberto... Que te hacen crecer como persona a la vez que sientes que contribuyes a la difusión y conservación de un saber que, gracias a la labor de Jorge, no se ha diluido en el olvido.

El tolete canario es una modalidad deportiva y de defensa canaria que emplea un palo corto y fuerte, de 50 a 90 cm de largo y que llena la mano. Se sujeta por el centro con una mano para golpear y defenderse con los dos extremos.

Esta práctica fue frecuente en el archipiélago aunque su práctica fue oculta al tratarse de una herramienta muy contundente y peligrosa. Así, la palabra tolete dio lugar a las expresiones “le dieron un toletazo o una toletiada”. Como comenté antes, su rescate ha sido posible gracias a la labor iniciada a finales de los 80 por el investigador Jorge Domínguez Naranjo, tanto en Canarias como en zonas de emigración de la población isleña.

Se encuentran reminiscencias de esta arma a lo largo del norte de África, yacimientos (palos cortos y afilados en los extremos) y en los cronistas, que describen armas cortas que se agarraban por el centro entre los antiguos canarios.

La habilidad en el manejo del tolete se constata también en la gran cantidad de testimonios recogidos en zonas de América receptoras de emigración canaria. En zonas de Centroamérica se llama tolete a las defensas empleadas por cuerpos policiales y en países como Cuba se habla de la habilidad de los isleños para luchar con esta arma (e incluso con la alpargata si no tenían un palo a mano) contra otros individuos, aunque estuviesen armados con machetes.

Su práctica implica una posición del cuerpo fechada de frente, empleo de recorridos amplios y juego de piernas para entrar y salir de la distancia corta. Las técnicas son ofensivas con la finalidad de atacar y contratacar buscando la mano del oponente que sujeta el arma, los antebrazos, codos, cara, rodillas, etc. Se evitan los bloqueos y “espadeos” por medio de topes, esquives, desvíos y vacíos.

Un deporte muy recomendable que nos lleva a la riqueza cultural de las islas y su conservación.